Vamos a
ejercitar esa imaginación en este post para poder comprender lo que hay más
allá del Universo en el que vivimos. Llamado Universo de Nebadón.
Comencemos
desde lo micro, desde nuestro planeta. La estructura que vamos explicar se da
en forma similar en toda la creación. Y toda la creación existe dentro de
boyas, o esferas que contienen cada instancia, porque todo está contenido en
esferas, que es lo que permite el movimiento continuo. Porque todo se mueve
constantemente. Y hay cierto tipo de límites entre lo que hay dentro y
alrededor de una boya.
Nuestro planeta está incluido en un sistema solar. Los sistemas solares suelen contener entre 7 y 49 planetas siendo los soles quienes mantienen la vida en ellos. Hay sistemas solares con más de 1 sol cuando los planetas son muchos.
Hay millones de millones de sistemas solares en nuestro universo. Un grupo o clúster de sistemas solares forma una constelación. Hay millones de millones de constelaciones en nuestro Universo.
Un grupo de
constelaciones formará una galaxia. Hay millones de galaxias en nuestro
Universo.
Millones de
Universos forman un Multiverso.
Nuestro Universo integra el Multiverso llamado Orvontón y cuya capital es Uversa.
Multiversos hay solamente 7. Y únicamente el nuestro es un Universo Trínito. Lo que quiere decir iguales a La Fuente en su constitución. Energía masculina, femenina y neutra (el hijo). La Trinidad.
Los Multiversos y la Isla Central del Paraíso forman lo que se llama un Omniverso.
Entonces, recorriendo el camino inverso para comprender lo que es el Multiverso Orvontón imaginen una esfera dentro de la cual hay millones de universos, con millones de galaxias, formadas por millones de constelaciones, integradas por millones de sistemas solares, compuestos de millones y millones de planetas. Si lo pueden imaginar, vamos bien.
Ahora viene
la antimateria. Que se mueve con energía “taquiónica”. Me dicen que en la
antimateria hay todo como en la materia, pero sin fisicalidad. Todo es
puramente energético. Los seres ya no tienen envases, cuerpos, ni densos ni
sutiles, como en las dimensiones materiales. Las cosas son energías.
En esa
realidad de antimateria llamado Universo de Havona, hay poco más de mil
millones de mundos, ubicados en 7 círculos. Pero imagínenlos como si fueran
capas en una esfera, porque recuerden todo es esférico.
Esta esfera de antimateria es paralela a los siete multiversos de materia que están alrededor. Si quieren imaginen a esos multiversos rodeando al Universo de Perfección de Havona, como también se lo llama.
Dentro de
esas 7 capas encontramos 21 planetas divinos, llamados las 21 Esferas Sagradas
del Padre, del Hijo y del Espíritu porque 7 vibran las energías del Padre, 7
las del Espíritu y 7 las del Hijo. O lo que es lo mismo energía eléctrica,
energía magnética y el neutro, producto de la fusión de las otras dos energías.
Estas 21
esferas rodean un espacio central llamado la Isla Central del Paraíso donde
mora El Absoluto, que es impersonal, que es una fusión de energías que
podríamos llamar Padre Universal, Hijo Eterno y Espíritu Infinito.
El
Absoluto, La Fuente que Todo lo Es vive en no materia, o vacío, que es otra
forma de energía.
Desde allí
emana seres, llamados Hijos Paradisíacos, que son los encargados de crear todo
lo que hay en la antimateria y la materia. A su vez esos Hijos Paradisíacos
crean otros seres que van creando las realidades que existen en la materia.
Como el
administrador de nuestro Universo, llamado Miguel de Nebadón en latín o Miká de
Nebadón en hebreo. O simplemente Nebadón padre/madre.
En la
materia hay 36 dimensiones, que son diferentes vibraciones frecuenciales.
En la más
baja, la tercera dimensión, estamos nosotros. No somos nada, dicen algunos.
Somos insignificantes dirán otros. Pero somos seres trinitos con un ADN que
contiene toda la información de La Fuente que Todo lo Es. Esencialmente
divinos.
La Fuente o Absoluto es una deidad que no tiene una personalidad. No puede ser personalizada, lo que a
nuestra mente le cuesta comprender. Es omnipresente, es decir que desde la Isla
Central del Paraíso sabe y conoce todo lo que pasa en cualquier sitio de la creación.
Es universal, eterna e infinita.
Cuando rezas o pides algo lo sabe al instante en que lo piensas. No necesita que se lo digas muchas veces. Y puede concedértelo supongo que en cuanto esté de acuerdo con tu plan evolutivo. O cuando considere que es tiempo de que lo recibas. No importa lo que hagas, lo que digas o como seas. El Absoluto tiene hacia ti amor incondicional. Y nosotros tenemos para activar en nuestro corazón ese amor incondicional a través de la Llama Trina, un campo atómico colocado en nuestro corazón que no puede ser violado por ningún ser o fuerza extraña.
La
milenaria espiritualidad Yoruba, Orisha Ifá, originaria de Africa y asentada
especialmente en la zona de Nigeria y alrededores tiene una tradición oral que
sorprende porque viene desde tiempos ancestrales, y según Paco Oluwo anteriores a los libros
sagrados occidentales.
Para ellos Olodumare es el Dios creador reconocido, asimilable a nuestro Nebadón, y lo interesante es que en esa tradición estuvo siempre disponible a sus creyentes la existencia de un ser impersonal llamado Akamara que creó el mundo con una explosión. Un big bang diría la ciencia hoy en día. Akamara es una esencia que es todo lo que existe y se corresponde con nuestro concepto de El Absoluto, que luego emana también Hijos Paradisíacos llamados Irumoles, de diversos rangos. Super Irumoles algunos y otros, por ejemplo los 801 Irumoles, de menor rango, que según la tradición yoruba fueron enviados a completar la creación de nuestro universo y nuestra tierra Ayé. Ellos reconocen también los multiversos en su cosmogonía, cosa que nosotros en occidente nos estamos planteando recientemente.
La
espiritualidad Yoruba fue traída a América con los esclavos en tiempos de la
colonia, y en una conjunción sincrética con las enseñanzas del catolicismo
dieron origen a la Santería, en Cuba y el caribe hispánico y al Candomblé en
Brasil.
En la espiritualidad yoruba los Orishas son los intermediarios entre el humano y el creador Olodumare. Hay un Ori dentro nuestro que viene a ser nuestro dios personal. Paco Oluwo Baba Ifasakin, un babalawo, especie de sacerdote yoruba con poderes adivinatorios, ejemplifica la creación del ser humano pidiendo que imaginemos una habitación con una potente luz en el centro. La luz que emana, compuesta de fotones llega hasta cada una de las paredes. Allí, cada fotón que llega es un Orí, una chispa divina.. Ahora dice que si agregamos un prisma entre la fuente emisora y la pared, la luz se dividirá en 7 rayos de colores que también llegarán a la pared.
Los fotones
dentro de cada color representarían almas humanas que de acuerdo al color con
el que llegan tienen como protector o ángel de la guarda a un Orisha, que vibra
frecuencialmente en ese color.
Uno de los Orishas más conocidos es Shangó, que vela por la justicia y es el Orisha del trueno, de los rayos y el fuego.
¿Acaso es
coincidencia que entre todos los Arcángeles de la visión espiritual occidental
reconozcamos que hay 7 en especial que se dice manejan entre otras cosas los 7
rayos de colores con diversas propiedades benéficas a través de sus frecuencias
vibratorias?
Quizá sea necesario aclarar que el origen de Orishas y Arcángeles no es el mismo. Así es que en el sincretismo americano a los Orishas se los considera equivalentes a santos, o sea seres espirituales que posiblemente vivieron en la tierra.
Puede
llegarse a la conclusión de que en distintas culturas las enseñanzas verdaderas
han estado siempre presentes, aunque por diversas circunstancias se hayan
olvidado, acallado o distorsionado. Muchas veces intencionalmente, para dominar
las creencias humanas con fines oscuros.
Que estén
bien.
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